El padre obispo Gabriel en la primera jornada del ciclo de meditaciones sobre San José, que inicio anoche en la Catedral y que pudo ser seguido por las redes on line, reflexionó sobre sobre José como “Padre amado y de la ternura” según lo plantea la Papa Francisco.  

El obispo presentó tres breves pero contundentes textos bíblicos que el mismo Papa cita en su documento Patris Corde que acompañaron la reflexión y que hablan de la  ternura de Dios desde la imagen de San José.

 Para finalizar, presento siete preguntas para que cada uno en el silencio de la oración ante la presencia Sacramental de Cristo pueda reflexionar.

 Texto completo de la reflexión del Padre obispo Gabriel Mestres
Miércoles 24/2 a las 19hs – Catedral de MdP

San José padre amado y de ternura (24.02.21)

Os 11,3-4

3 ¡Y yo había enseñado a caminar a Efraím, lo tomaba por los brazos! Pero ellos no reconocieron que yo los cuidaba. 4 Yo los atraía con lazos humanos, con ataduras de amor; era para ellos como los que alzan a una criatura contra sus mejillas, me inclinaba hacia él y le daba de comer.

Sal 103,13 – Como un padre es tierno con sus hijos, así es tierno el Señor con sus fieles.

Sal 145,9 – El Señor es bueno con todos y tiene ternura de todas sus criaturas.

Francisco, Discurso a participantes Congreso Teología de la ternura (13.09.18).

El amor de Dios no es un principio general abstracto, sino personal y concreto, que el Espíritu Santo comunica íntimamente. Él, en efecto, alcanza y transforma los sentimientos y pensamientos del ser humano. ¿Qué contenidos  podría tener entonces una teología de la ternura? Dos me parecen importantes, y son las dos sugerencias que me gustaría brindarles: la belleza de sentirnos amados por Dios y la belleza de sentir que amamos en nombre de Dios.

Francisco, Video-mensaje TED de Vancouver (26.04.17).

¿Qué es la ternura? Es el amor que se hace cercano y concreto. Es un movimiento que procede del corazón y llega a los ojos, a los oídos, a las manos. La ternura es usar los ojos para ver al otro, usar los oídos para escuchar al otro, para oír el grito de los pequeños, de los pobres, de los que temen el futuro; escuchar también el grito silencioso de nuestra casa común, la tierra contaminada y enferma. La ternura consiste en utilizar las manos y el corazón para acariciar al otro. Para cuidarlo.

Francisco, Carta Apostólica Patris Cordes 2 (08.12.20).

El maligno nos hace mirar nuestra fragilidad con un juicio negativo, mientras que el Espíritu la saca a la luz con ternura. La ternura es el mejor modo para tocar lo que es frágil en nosotros. El dedo que señala y el juicio que hacemos de los demás son a menudo un signo de nuestra incapacidad para aceptar nuestra propia debilidad, nuestra propia fragilidad. Sólo la ternura nos salvará de la obra del acusador (cf. Ap 12,10). Por esta razón es importante encontrarnos con la misericordia de Dios, especialmente en el sacramento de la Reconciliación, teniendo una experiencia de verdad y ternura. Paradójicamente, incluso el maligno puede decirnos la verdad, pero, si lo hace, es para condenarnos. Sabemos, sin embargo, que la verdad que viene de Dios no nos condena, sino que nos acoge, nos abraza, nos sostiene, nos perdona. La verdad siempre se nos presenta como el padre misericordioso de la parábola (cf. Lc 15,11-32): viene a nuestro encuentro, nos devuelve la dignidad, nos pone nuevamente de pie, celebra con nosotros, porque “mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado” (v. 24).

También a través de la angustia de José pasa la voluntad de Dios, su historia, su proyecto. Así, José nos enseña que tener fe en Dios incluye además creer que Él puede actuar incluso a través de nuestros miedos, de nuestras fragilidades, de nuestra debilidad. Y nos enseña que, en medio de las tormentas de la vida, no debemos tener miedo de ceder a Dios el timón de nuestra barca. A veces, nosotros quisiéramos tener todo bajo control, pero Él tiene siempre una mirada más amplia.

CONSIGNAS:

  1. Hacer oración con los tres breves textos de la Sagrada Escritura.
  2. Releer los textos del Papa Francisco que se han propuesto.
  3. ¿Descubro la ternura de Dios en mi espiritualidad cotidiana? Mi oración habitual: ¿me hace tomar contacto con un Dios tierno y misericordioso?
  4. ¿Cómo miro mis faltas y pecados? ¿Con dureza…, con rigorismo…, con rigidez…? ¿Me animo a presentarlos a la ternura y misericordia de Dios en el Sacramento de la Reconciliación?
  5. ¿Busco mirar con ternura a mis hermanos? ¿Soy misericordioso y cariñoso con las personas que comparten mi vida de forma habitual?
  6. ¿Qué actitud tengo ante las faltas y pecados de mis hermanos? ¿Busco serenarme y corregir, si fuera necesario, con ternura y misericordia?
  7. Mirar a San José y proponerse dos objetivos para ser artesanos de la ternura de Dios en esta primera parte de la cuaresma 2021.