Testimonio de Federico Destéffaniz, marplatense y presentante de Argentina en la Fase Continental – Región Cono Sur, América Latina realizado el Brasilia.

TESTIMONIO COMPLETO DE FEDERICO

La experiencia en la Fase Continental del Sínodo de la Sinodalidad ha sido sumamente enriquecedora, durante 5 días compartí junto a fieles de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, jornadas de oración, reflexión y conversación. Ha sido enriquecedor tanto en lo personal y lo comunitario, en lo religioso y lo cultural, en lo espiritual y lo vivencial, y sobre todo fue una experiencia de envió profético y esperanzador.

Experiencia personal y comunitaria

Cuando me fue notificado que iba a ser parte de la delegación argentina para participar en la Fase Continental del Sínodo sentí una gran alegría y una profunda emoción. Luego de haber sido parte de equipo de peritos sinodales argentinos, participando del armado de la síntesis sinodal argentina, anhelaba mucho saber sobre la continuidad de las siguientes etapas del sínodo. Tener la posibilidad de estar presente en Brasilia me dio la oportunidad de ver reflejados los aportes argentinos en el espacio de encuentro continental. Asimismo, lo viví con gran honor y sobre todo asumiendo la enorme responsabilidad que implicaba participar en dicha fase sinodal.

Desde el momento en que llegamos a la casa de Retiros Dom Luciano ya se respiraba un hermoso clima de felicidad y fraternidad. Compartimos los espacios comunes entre ciudadanos de 5 países latinoamericanos y convivimos siempre en armonía y respeto. Tanto durante los momentos de oración y conversación espiritual, como en los de comidas y en los tiempos libres se sentía una gran alegría, todos y todas teníamos en claro lo que nos unia al estar allí: Discernir los pasos que nos pide dar el Espíritu Santo para caminar hacia una Iglesia más sinodal.

Experiencia religiosa y cultural

Desde un aspecto religioso y cultural el encuentro me abrió mucho los ojos y me libero de prejuicios. Compartir con personas de otros países es sumamente enriquecedor, ver otras realidades y darme cuenta de hay más coincidencias que diferencias. Con nuestros hermanos latinoamericanos tenemos en común muchos pensamientos y sentimientos vinculados a cuestiones religiosas, sociales, políticas, entre otras.

También, conocer y ver reflejada la cultura de cada país en Brasilia, fue realmente hermoso, cada delegación nacional le daba un color distinto al encuentro. Día a día, cada país debía preparar las oraciones de la jornada y la celebración de la Eucaristía, ver la diversidad fue realmente iluminador. Desde los detalles pequeños en un rezo de inicio para una reunión, como hasta en ciertos aspectos litúrgicos de la Santa Misa fue muy hermoso.  

Experiencia espiritual y vivencial

Desde una mirada espiritual, agradezco a Dios haber podido vivir el viaje en su integridad, como una vivencia de orante de fe, en todo momento Cristo estaba presente, lo sentí como un encuentro continuo donde Él siempre era el centro.

En particular, destaco fervientemente haber tenido la oportunidad de conocer un método de trabajo en grupos, denominado conversación espiritual. Sin entrar en muchos detalles, la conversación espiritual es un instrumento para animar el discernimiento comunitario que permite compartir la escucha activa y la escucha receptiva. Busca mantener de forma firme el silencio y el clima orante y promueve el discernir de forma constante, permitiendo así, oír y sentir las resonancias del Espíritu.

Desde lo vivencial, hay varios aspectos a destacar, pero elijo quedarme con tres principales. En primer lugar, el impulso incesante de las mujeres en nuestra Iglesia. Con gran respeto y humildad las mujeres, laicas y consagradas, de todas las edades y países, dijeron presente en la Fase Continental del Sínodo. Su presencia y sin ser demagógico, es luz de esperanza en nuestras comunidades, debemos agradecerles que busquen de forma continua darles protagonismo a sus voces, tenemos mucho que aprender de ellas.  

En segundo lugar, subrayo la presencia juvenil en el encuentro, entre los 5 países, éramos entre 25 y 30 aproximadamente, representantes de pastorales juveniles regionales y nacionales y de otros espacios de la Iglesia. Vale destacar en particular un momento especifico vivido el último dia del encuentro, donde como jóvenes realizamos a la asamblea allí reunida una presentación denominada: Sabemos porque se fueron nuestros amigos y amigas de la Iglesia. La misma surgió a raíz una pregunta que resonaba en las reuniones y los trabajos en grupos: ¿Por qué los jóvenes se van de la Iglesia? Ante ello, notamos que nadie se nos acercaba a nosotros a preguntarnos justamente lo que tanto interrogante generaba. La presentación en cuestión, buscaba darle respuesta a la asamblea, les compartimos las duras realidades y experiencias que han vivido amigas y amigos nuestros y por qué se han ido de la Iglesia. Fue un momento sumamente emocionante donde pudimos hacer oír las voces de jóvenes que se han ido y donde nos sentimos atentamente escuchados.

Finalmente, en tercer lugar y no por ello menos importante resalto la humildad de los pastores. A lo largo de todo el encuentro un tema resonante fue el clericalismo (tanto de laicos como de miembros del clero), y es en ese marco que recalco la postura positiva de muchos de los sacerdotes y obispos allí presentes. En mi experiencia personal, al compartir con varios integrantes del clero, el sentimiento era de escucha y apertura, que quizás es pretendido como algo básico pero que considero como hondamente destacable. Remarco también, la buena predisposición de ellos a oír opiniones contrarias a la propia y recibirlas con suma cordialidad y respeto. Puntualmente, quisiera mencionar, que luego de la presentación realizada por los jóvenes (mencionada en el punto anterior), algunos sacerdotes se nos acercaron y en un enorme gesto de reconocimiento nos pidieron besar nuestras manos y solicitaron que los bendigamos.     

Envió profético y esperanzador

Para concluir. Estoy convencido que en todo el mundo el proceso sinodal ya está en marcha. Impulsado de forma ferviente por el Papa Francisco estamos en camino a una Iglesia Católica que juzga menos y escucha más, que evita cerrar puertas y abre más corazones. Sobre todo, nos encontramos dando pasos hacia una Iglesia donde el verdadero protagonista no es el hombre, sino Cristo quien actúa en los hombres.      

Creo firmemente que la sinodalidad en la Iglesia ya es un camino que ha iniciado y que no se puede detener. Es un camino que va a ir acreciendo en los distintos espacios de nuestra tienda. La sinodalidad es tarea de todos y todas, debemos fomentarla desde nuestros espacios en un marco formativo, con el compromiso de sabernos corresponsables bautismales. En Brasilia ello hemos entendido, a ello hemos sido enviados a nuestros espacios de comunión.

Muchas gracias.

Federico nos comparte un documento con la presentación transcripta realizada por jóvenes de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay.

La misma fue dirigida a obispos, sacerdotes, consagradas/os, laicas/os presentes en la Asamblea del Cono Sur, América Latina, de la Fase Continental del Sínodo de la Sinodalidad.

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