En el primer día del año, la Iglesia venera con el título máximo a la Bienaventurada Virgen María:el de Madre de Dios. El Concilio Vaticano II dice que María “está enriquecida con el favor y la dignidad de ser la Madre de Dios Hijo, y por lo tanto, es la hija predilecta del Padre y el sagrario del Espíritu Santo”.
“Te lo pedimos por María, Madre de Dios y Madre nuestra”
Por toda la Iglesia, para que continúe, siguiendo el ejemplo de María, su misión de hacer nacer a Cristo en el corazón de los hombres.
Por nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, para que el Señor lo fortalezca en sus esfuerzos por lograr el respeto, la tolerancia y la hermandad entre todos los pueblos.
Por todos los que trabajan por la paz, para que se cumplan en ellos las bienaventuranzas anunciadas por Jesucristo.
Por nuestra patria, por nuestra comunidad y por nuestras familias, para que por la intercesión de la Virgen, reciban una bendición especial en el año que se inicia
Por cada uno de nosotros para que reconozcamos a María como Virgen y Madre del Salvador y Madre nuestra en el orden de la gracia.
[1] Cfr. Constitución Dogmática Lumen Gentium, 53.
[2] Ibd. 61