El padre obispo recibió las Reliquias del Beato Carlo Acutis e inauguró la Exposición de Milagros Eucarísticos en Catedral.

Con una Misa presidida por el padre obispo en la Catedral, la Diócesis recibió con mucha alegría la vista de la Reliquia y la Exposición de Milagros Eucarísticos del Beato Carlo Acutis. La exposición recorrerá distintas parroquias y comunidades de la diócesis hasta el 11 de julio.

EXPOSICION DE MILAGROS

Fruto de la beatificación de Carlo Acutis, surge la iniciativa de organizar el recorrido de la muestra de Milagros Eucarísticos que recopiló y diseñó el joven Beato con el deseo de despertar en los jóvenes y sus familias, con la gracia de Dios, el amor a la Santa Misa y a la Eucaristía, tomando a Carlo como modelo cercano para una vida de santidad.

Con una amplia variedad de fotografías y descripciones históricas, la exposición presenta parte de los Milagros Eucarísticos principales (cerca de 163 paneles) que ocurrieron a lo largo de los siglos en varios países del mundo y que han sido reconocidos por la Iglesia. Por medio de los paneles “es posible visitar virtualmente” los lugares donde ocurrieron los Milagros.

La exposición ya ha visitado más de 500 parroquias en Italia y más de 10.000 parroquias en otros países y ha sido traducida en varios idiomas.

La exposición recorrerá desde este sábado y hasta el 11 de julio distintas comunidades y ciudades de la diócesis.

UN JOVEN CAMINO A LA SANTIDAD

Carlo vivió una vida fantásticamente normal y ordinaria, y al mismo tiempo fantásticamente extraordinaria y sobrenatural a causa del gran amor, de la gran donación y generosidad que se manifestó en su vida. Carlo es un ejemplo enorme de aquella doctrina que la Iglesia siempre predicó: la santidad no es un pelagianismo, no es un esfuerzo humano, sino que es una Gracia Divina. Y se ve claramente dentro de la vida de Carlo cómo la Gracia Divina, a través de la Eucaristía, de Nuestra Señora, del crecimiento en la vida de oración, del crecimiento de la fe en la Iglesia, de la defensa de la fe de la Iglesia, en la apología, etc., fue creciendo y fue fructificando cada vez más en esos actos de amor: amor a los padres, amor a la Iglesia, amor al Papa, amor a sus amigos.

Cómo él se donaba a los amigos, se preocupaba de cada uno, quería convertirlos, ayudaba a hacer las tareas de la casa. Cosas así fantásticas que, hasta hoy, pasados 15 años, aquellos amigos que son más adultos recuerdan a Carlo siendo una presencia luminosa, un verdadero ángel de Dios que pasó por la vida de ellos dejando no solamente un recuerdo tierno, dulce, acogedor, sino también un mensaje luminoso de conversión a la Verdad Divina, que podemos y debemos siempre encontrar en Nuestro Señor Jesucristo, en la Divina y Santa Eucaristía.

Carlo es, como tantos santos, tan semejante y al mismo tiempo tan especial. Los santos tienen algo de mucha semejanza unos a otros, porque todos son configurados a Cristo. Y son todos especiales, porque nosotros somos únicos a la vista de Dios. Hay una frase famosa de Carlo que dice así: “Mira, todos nacemos como originales, pero algunos mueren como fotocopias”.