Domingo 22º Durante el Año Ciclo C – 28 de agosto de 2022
Primera lectura: Eclo 3,17-18.20.28-29 | Salmo: Sal 67,4-5a.c.6-7b.10-11 | Segunda lectura: Heb 12,18-19.22-24 | Evangelio: Lc 14,1.7-14
A la luz de los textos bíblicos de este Domingo propongo tres puntos que pueden sintetizarse en tres palabras: HUMILIDAD, GRATUIDAD, LUGAR.
- La auténtica HUMILDAD ante la tentación del orgullo y la soberbia
- La GRATUIDAD en medio del cálculo y la búsqueda febril de recompensa
- Mi LUGAR en el mundo…
- La auténtica HUMILDAD ante la tentación del orgullo y la soberbia
Varios de los textos bíblicos de este Domingo nos orientan a buscar la HUMILDAD como verdadera virtud. Pero: ¿qué es la HUMILDAD? HUMILDAD es descubrirse pequeño ante la grandeza de Dios. Es modestia, es buscar el último lugar como nos dice la primera parábola de hoy, es entregarse, es servir… Es importante aclararlo dado que a veces se confunde la HUMILDAD con otras cosas. Por ejemplo: a veces se piensa que alguien es HUMILDE porque es tímido… eso no es así. La timidez no es una virtud sino que es un límite psicosocial. En otras oportunidades se considera que es HUMILDE el que no opina de nada y no confronta sus pensamientos o sus posturas… Esto tampoco es virtud. Nos dice Santa Teresa de Jesús: HUMILDAD es andar en verdad. Es decir asumir la propia verdad de la vida, en lo bueno y en lo malo, en lo más luminoso y en lo más oscuro también. No creerse mejor de lo que se es, pero tampoco creerse peor de lo que se es. San Agustín también nos ilumina: La simulación de HUMILDAD es la más grande soberbia. Hay que ser HUMILDES y no hacerse los HUMILDES. Son dos cosas distintas. Hay personas que son muy soberbias y tienen actitudes de mosquita muerta con las que quieren simular la HUMILDAD que no poseen en su corazón.
¿Qué entiendo por HUMILDAD? ¿Comprendo bien el concepto o tiendo a hacer “caricaturas” de esta preciosa virtud? ¿Capto realmente el valor y la importancia de la HUMILDAD? ¿Soy HUMILDE…? ¿Vivo la modestia o el orgullo y la soberbia se apoderan de mi corazón? ¿En qué circunstancias de la vida me cuesta más vivir la HUMILDAD? ¿Cómo puedo crecer en HUMILDAD hoy?
2. La GRATUIDAD en medio del cálculo y la búsqueda febril de recompensa
El texto evangélico tiene 11 veces la raíz invitación-invitar… Esta raíz con el contenido de la segunda parábola, nos sitúa claramente en el plano de la GRATUIDAD. GRATUIDAD es una palabra, tal vez un poco abstracta, pero muy importante en el mundo actual. GRATUIDAD es experimentar la alegría de la libertad de ser invitado y de invitar sin esperar en ambos casos nada a cambio. GRATUIDAD es don, regalo, generosidad, desinterés. Vivir la GRATUIDAD implica superar la mezquindad, el mero cálculo en las relaciones interpersonales, la sola conveniencia particular, la búsqueda desesperada de recompensa, el ser interesados, la obsesión por los derechos individuales heridos que llevan a vivir reclamando constantemente todo… Vivir la GRATUIDAD es salir de la tentación de la egolatría. Es superar el deseo de tener el propio yo siempre al centro y nada más. GRATUIDAD es sinónimo de desinterés, libertad, entrega, madurez, amor oblativo, amor de total entrega y donación. GRATUIDAD es no perderse en la dinámica de las propias necesidades afectivas sino mirar al otro en cuanto otro y preguntarme qué puedo hacerle de bien. Es esto lo que Jesús quiere de nosotros cuando en la parábola nos dice que invitemos a todos los que no pueden retribuirnos. En una sociedad tan calculadora, tan pendiente de la retribución y la recompensa la GRATUIDAD nos permite ser testigos de un Dios que GRATUITAMENTE nos crea y GRATUITAMENTE nos salva. GRATUIDAD y humildad van de la mano.
¿Soy interesado y mezquino? ¿Vivo pendiente del cálculo humano en todos los ámbitos de la vida? ¿Mis relaciones con los hermanos se manejan en la dinámica del “trueque”: doy para que me den; o, si me dan algo entonces sí doy yo? ¿Vivo constantemente buscando recompensa, retribución y valoración por todo lo que hago o digo…? ¿Qué implica para mí la palabra GRATUIDAD? ¿Está presente en el horizonte de mi vida? ¿Disfruto del don GRATUITO de la fe? ¿Qué implica para mí hoy don, regalo, generosidad, desinterés…?
3. Mi LUGAR en el mundo…
Las dos virtudes que hemos visto, humildad y gratuidad, son el camino más claro para encontrar el LUGAR, el puesto, el sitio, el “asiento” en el banquete, en la vida, como aparece insinuado en la primera parábola. Puede ocurrir que no sepamos dónde sentarnos, es decir, en algunos momentos de la vida no sabemos cuál es nuestro LUGAR. Muchas veces esto nos hace entrar en crisis. ¿Cuál será el LUGAR que Dios tiene reservado para cada uno de nosotros? Tal vez no lo sabemos con exactitud, pero estamos invitados a realizar un camino de discernimiento marcado por la humildad y la gratuidad. Así no nos vamos a equivocar. De la mano de la humildad y de la gratuidad vamos a redescubrir constantemente nuestra identidad profunda y saber el LUGAR que realmente ocupamos en el banquete del Reino y en nuestra vida. Discernir con Dios mi LUGAR, mi puesto en cada etapa de mi vida de la mano de la humildad y la gratuidad.
¿He descubierto “mi LUGAR en el mundo”? ¿Descubro dónde “sentarme” en el banquete del Reino? ¿Sé cuál es mi sitio en la vida en este momento particular de mi historia? ¿Qué puedo hacer para crecer y madurar? ¿Cómo puedo reforzar mi identidad de hijo de Dios de la mano de la humildad y la gratuidad para ocupar el espacio que el Señor quiso desde siempre que ocupe para gloria de su nombre y bien propio y de los hermanos?
+Mons. Gabriel Mestre
Obispo de Mar del Plata
Argentina
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