Miles fieles se congregaron en horas de la tarde del lunes en la Iglesia Catedral de Mar del Plata para elevar una oración por el eterno descanso del Papa Francisco. Previamente varios jóvenes participaron de una iniciativa del Movimiento Juvenil Diocesano, que los convocó para recordar los tantos mensajes que Francisco dirigió hacia ellos y destacar aquellas que más los impactaron, las cuales leyeron en un momento de la Misa.
La celebración estuvo a cargo del obispo diocesano, monseñor Ernesto Giobando sj., quien comenzó su reflexión destacando que “el Evangelio que se proclama hoy es precisamente el de la alegría, y eso pedimos en este día: que resuene en nuestro corazón esa alegría del Señor resucitado, que no es una alegría transitoria sino más profunda” y aseveró que “el Papa Francisco no solo que en su primer documento nos habla de la alegría del Evangelio, sino que su vida fue como un testamento de esa alegría que transforma nuestras vidas y que brota del encuentro con Jesús.”
El prelado, cuyo vínculo con Francisco se remonta a 50 años atrás cuando se presentó para incorporarse a la Compañía de Jesús ante el entonces padre Bergoglio, afirmó que “Francisco siempre ha sido Francisco, siempre igual a sí mismo desde que lo conocí hasta hoy que murió” y aseveró que “hoy toca despedir al Papa, que fue también un hermano y un amigo.”
Vinculando las lecturas bíblicas que se proclamaron con la vida del Santo Padre, destacó que “si uno es fiel al Evangelio siempre vamos a estar complicados, y esto lo vivió Francisco durante su vida por querer defender a los que Jesús defiende, que son los más pobres entre los pobres” y agregó que “precisamente la primera de las bienaventuranzas nos llama a vivir la pobreza de corazón, que implica ser desprendidos, ser generosos, ser humildes.”
“Francisco ha dado voz a los últimos de la tierra y esto sabemos que pudo haberle generado a muchos poderosos cierta provocación o incluso desprecio. Pero eso lejos de ser ‘pobrismo’ como tantas veces escuchamos decir, es dar dignidad a los excluidos, es Evangelio puro”, afirmó.
Finalmente, recordó que “Francisco al ser elegido Papa cuando salió en el balcón de la Basílica Vaticana aquella primera vez pidió al pueblo de Roma y del mundo allí presente que lo bendiga, y ayer en la bendición de Pascua, él nos dejó su bendición, que fue su último gesto: una bendición de padre con su mano débil, que guardaremos en nuestro corazón.”










