Mar del Plata, 4 de marzo de 2025


Quiero en primer lugar agradecerles la presencia de tantos de ustedes en la celebración y Misa de inicio de mi ministerio episcopal el sábado 22 de febrero pasado. Y también a aquellos que no pudieron venir, pero estuvieron presentes con su oración y cercanía espiritual. Es una gracia inmensa poder acompañarlos como pastor y también un gran desafío, pero confío en la buena disposición de todos ustedes. Como les dije en la homilía, el Señor nos invita a navegar mar adentro y echar las redes.

Estamos por comenzar la Cuaresma, este tiempo especial de oración, penitencia y limosna, tres dimensiones necesarias para alcanzar la misericordia del Señor, que muriendo y resucitando nos purifica y perdona nuestros pecados. Una penitencia que va más allá de los ayunos y abstinencias prescriptos, una penitencia que llega al corazón y nos invita a convertirnos, a re empezar una y otra vez el camino de la salvación. Una oración que involucra no sólo nuestras necesidades, sino una oración compasiva que nos lleva al servicio de nuestros hermanos más necesitados, redimensionado así la limosna: no sólo dar una ayuda monetaria, sino dar con generosidad nuestro tiempo en las obras de misericordia.

El Papa Francisco nos ha regalado el mensaje para vivir esta Cuaresma 2025: “Caminemos juntos en la esperanza ” es la invitación del Santo Padre para este tiempo en el marco del Año Santo Jubilar. Mensaje escrito antes de su internación y que nos lleva a rezar por su salud y pronta recuperación.

El mensaje nos ayuda a profundizar tres aspectos de este tiempo: en primer lugar “caminar” como expresión de una actitud que nos hace peregrinos, y en ese caminar nos acercamos a tantos que están en situaciones dramáticas, que han dejado sus hogares, o viven en la calle, o están migrando por el mundo buscando un lugar digno donde vivir, en cierto sentido buscando la tierra prometida que añoran.

El segundo aspecto del mensaje es “caminar juntos”, en el sentido de ir haciendo entre todos una Iglesia con un fuerte acento en la dimensión sinodal, donde nadie quede afuera, siendo “artesanos de la unidad”. Nos recuerda el Papa: “significa caminar codo a codo, sin pisotear o dominar al otro, sin albergar envidia o hipocresía, sin dejar que nadie se quede atrás o se sienta excluido. Vamos en la misma dirección, hacia la misma meta, escuchándonos los unos a los otros con amor y paciencia (Papa Francisco, Mensaje Cuaresma, Caminemos juntos en la esperanza, 3 de febrero de 2025).

En tercer lugar, el Papa nos invita a vivir la conversión en la esperanza cristiana, como esperanza última en la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, la esperanza en la vida eterna. La esperanza nos invita a contemplar el fin último de nuestra existencia, y es a la vez el motor primero que nos alienta en medio de las luchas y dificultades. La fe y la caridad junto con la esperanza son las virtudes teologales que nos acercan al misterio de Dios y nos ayudan a vivir la fraternidad humana, creemos en comunidad, esperamos juntos la venida del Señor y el deseo de la vida eterna y nos amamos unos a otros, siguiendo el mandamiento que nos enseñó Jesús.

Vivamos entonces este tiempo de Cuaresma puestos los ojos en Jesús, en su infinito amor, y que esa mirada nos ayude a saber mirarnos como hermanos, sin odios, sin violencia, sin gritos ni descalificaciones, con la mansedumbre y la humildad de los servidores de Dios.

Que María, Madre de la Reconciliación y Madre de la Misericordia nos aliente en este peregrinar juntos en la esperanza. Y nos encontraremos en la Pascua de Jesús

Mons. Ernesto Giobando s.j

https://www.obispado-mdp.org.ar/a/wp-content/uploads/2025/03/c.c.-3-25-Mensaje-del-obispo-para-la-cuaresma-2025.pdf