Al igual que varios de los designados “templos jubilares” de nuestra diócesis por parte de nuestro Administrador Apostólico, el Santuario de Schoenstatt dio inicio formal a este tiempo de gracia con una breve peregrinación desde la “Casa del Peregrino” hasta el Santuario y con la celebración de la Santa Misa, presidida por monseñor Ernesto Giobando sj, y concelebrada por el director nacional del Movimiento Apostólico de Schoenstatt, presbítero Santiago Ferrero; el asesor diocesano, presbítero Juan Cruz Mennilli; y el sacerdote de la Arquidiócesis de Buenos Aires, presbítero Mario Beverati.
Los peregrinos se congregaron en el inicio del “caminito” que dentro del hermoso y parquizado predio lleva al Santuario, y caminaron hacia el mismo entre cantos, oraciones y reflexiones. Una vez llegados al lugar, integrantes de la Juventud de Schoenstatt ingresaron al designado “santuario jubilar”, como un signo de la esperanza que -en palabras del papa Francisco en la Bula Spes Non Confundit- los jóvenes representan.
Monseñor Giobando alentó a los fieles a recordar “quiénes fueron los que me anunciaron la fe, o los que primero me hablaron de María” y destacó “son los que han peregrinado a nuestro corazón regalándonos la esperanza.”
Luego de la bendición final, el Administrador Apostólico realizó una bendición sobre las integrantes de la Juventud Femenina, quienes en los próximos días participarán en Mar del Plata del encuentro nacional de la JF, Fiat, junto a más de 100 participantes provenientes de distintos puntos del país.
Finalizada la Misa el padre Santiago Ferrero encabezó un momento de oración en el que evocaron el segundo hito de Schoenstatt, el 20 de enero, vinculado al ingreso de su fundador, el Siervo de Dios José Kentenich, al campo de concentración de Dachau.